viernes, 27 de junio de 2014

Sólo yo




A veces, cuando empiezo a notar que dedico demasiado tiempo a rondar la casa, a perderme en mi alrededor, a curiosear en Facebook, a colocar en paralelo los cojines del sofá o a divagar entre si hoy debería cocinar lentejas con chorizo o tallarines a la bolognesa, termino preguntándome a mí misma: “¿qué demonios estoy haciendo con mi tiempo? Con ese sinfín de segundos extraordinarios que han llegado a mí como caídos del cielo… ”. Y la respuesta siempre es la misma: “¡Tengo que escribir! ¡Tengo que escribir!”. 

No sé por qué pero siempre pienso que en cualquier momento, en cualquier lugar, debería ponerme a escribir. Escribir un pensamiento y dejarlo ahí, madurar. Escribir los comentarios incongruentes aunque chistosos de mi hijo de cuatro años, escribir lo que veo, escribir lo que me callo, escribir lo que nadie más podría escribir porque obviamente, nadie más puede ser yo. Sólo yo.

domingo, 1 de junio de 2014

Fuera llovía muchísimo,

Martina tenía miedo, había llegado la noche…
Cuando salía la luna, Martina sabía que la mandarían a la cama.
Luego sus padres se irían a su habitación y se dormirían, incluso la televisión se callaría y empezaría a roncar.
Nadie, menos ella, escuchaba al monstruo…






Reflexión:

Si alguien te dice: "yo mataré monstruos por ti", lo normal es que tú sientas como mínimo un poco de alivio. Al leer el título de este cuento adorable me sentí segura, me sentí niña y me sentí segura. No sé de qué me sentía insegura antes pero eso es lo de menos. 

Sin importar los años que uno tenga, los monstruos aparecen a cualquier edad y pueden vivir en cualquier rincón. ¡¡Están por todas partes!!

El mensaje: "No te preocupes, yo vigilo mientras duermes". 

La inocencia: Si tú me lo dices, yo me lo creo. Aunque al final el monstruo se me coma. Pero dímelo alguna vez, leñe!