viernes, 13 de diciembre de 2013

HOMENAJE A MARGUERITE DURAS




Cuánto misterio, esta mujer... Qué vida tan intensamente vivida y sentida. Hay soledad, hay infinito. Hay un dolor muy bien almacenado, ordenado, silenciado. En su mirada está escrita, muy bien escrita como sus libros, la dureza en la que se ha ido siempre balanceando. Inquietud, intensidad, miedo. Una paleta llena de pinceladas rugosas y negruzcas, tenebristas. Recobecos, rincones, agujeros. Eso es lo que yo veo en Marguerite. Y a su vez, como su nombre, una flor. Una flor cuando sonríe.

Esa sonrisa, cuando llega, se proyecta con educación, con bondad, con esperanza, con resignación. Con dulzura. Se agradece porque quiere mentir, aunque sus ojos cuentan lo contrario. Jo, qué pena da...






Qué rapido parece todo cuando esparces una vida en fotografías, en palabras, en imágenes. Qué mirada tan ingenua, si quieres, tan infantil. Debió ser una mujer tan buena!




Qué bella era, no?  Qué bella es, todavía.




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