domingo, 15 de enero de 2012

QUIÉREME!


"Quiéreme" es esa historia cualquiera de un amor no correspondido como los hay cientos de miles en este mundo. Es un amor masoquista que se deja ver y se escucha alto y fuerte y que duele a ratos pero que se mantiene por alguna razón incomprensible. Es un amor de esos inútiles a simple vista pero que resulta práctico para aprender, para estar alerta y para abrir bien los ojos y no dejar escapar el autobús que viene justo detrás transportando ese amor que sí vale la pena, ese que luego dura toda la vida. De modo que gracias, fracaso, gracias por formar parte de la escuela de la vida, esa que te va dando señales y que hay que captar sutilmente para ir haciendo camino, siempre a mejor.

"Quiéreme" es una historia que ocurrió hace algunos años y que se fue plasmando en modo diario para ser releída cuando fuera necesario y de esa forma no olvidarse jamás del tropezón. Espero que os ayude a los que estéis todavía mudando la piel y tratando de entender ese bache, ese sinsentido que, aparentemente sólo te deja el corazón frío.

A aquél mendrugo que conocí, gracias por ser tan mendrugo. Me ayudó a reconocer a todos los mendrugos cuando los veía llegar, y a darles un puntapié en las pelotas. Perdón por la expresión. Ahí va la historia.



VERANO 2002
Diario de Pier Angeli


26 de junio de 2002 (12.30 am)


Ya es tarde y debería estar durmiendo pero la noche es demasiado pacífica para perdérmela. Puede que por eso haya decidido comenzar a escribir esta misma noche, después de varios años de deserción.

Estoy tranquila como hacía muchos meses que no lo estaba. Incluso llegué a pensar que nunca recuperaría mi paz interior, que se había disuelto en el aire como un suspiro de humo de cigarro. Como los de David, cuando a la media noche fumaba un poco de droga y exhalaba círculos de nicotina con costo. Círculos que yo deshacía con un dedo. Mis quejas por su vicio eran advertidas pero a él nada le impedía continuar con su ritual nocturno, a pesar de que yo estuviera a cinco centímetros. Y yo odiaba ese olor pero llegué a acostumbrarme, como con todo lo demás. Ahora, incluso echo de menos su tufo a Marlboro, lo que son las cosas. Mi habitación apestaba y había ceniza y colillas por todas partes. Nunca esperé ciertamente que él recogiera la mierda que iba sembrando aunque no hubiera estado de más ese detalle, teniendo en cuenta que estaba en casa ajena. Aunque ya se sabe, las confianzas dan asco y cuando quieres a alguien le quieres a él con todos sus componentes adheridos, los malos y los atroces.


Mi único pensamiento diario era llegar a casa y darle un beso. Luego un día te enteras de que no te quieren como tú quieres, tras muchos meses de convivencia. Yo era su comodidad, su sillón mullido donde recostarse al final del día. Y yo? En ese contexto yo vivía la vida de ese mendrugo en vez de la mía propia, sin recibir nada a cambio, tan sólo por hacerle feliz. A eso se le llama amor no correspondido y ser una completa imbécil. 


Empecé a disipar mi dignidad, a bajar de peso y a sentirme una piltrafa humana. Cuando te gritan y te excluyen de planes y apenas oyes "te quieros" y no llegan flores a casa ni nada parecido entiendes lo que está pasando. Pero yo, a todo eso, ojos que no lo quieren ver corazón que no lo quiere padecer. Pero era real.


Hace una semana le dije, no ves como te quiero? Mi cara debía rebelar un sinfín de vanas esperanzas, esperanzas de esperanzas, como digo, todas vanas. Él se mantenía en su sitio, quieto y mudo. De repente hizo un gesto y artículó: No hace falta que yo haga nada, tú ya quieres por los dos...


(continuará)

1 comentario:

  1. Escribes precioso, he leído este relato y has logrado conmoverme, que no es poco a mi edad. Estoy encantado de haberte conocido y leído... Excelso Amor... Gracias.

    Jorge.

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