A pesar de que aún falta un poquito para entrar en el mes de las fiestas, del consumismo, de las reuniones familiares, de los empachos, del frío de mil pares, de los nuevos propósitos y de todo lo que conlleva un derroche extra de energía, en mi casa nos hemos adelantado. La navidad ha metido un pie en este charco. Si lo hacen los de Carrefour, aquí también nos ponemos las pilas. Me voy a abstener, no obstante, de comprar turrones y polvorones, eso lo dejo exclusivamente para el Fum-Fum-Fum. De modo que sí, ya le hemos quitado el embalaje al árbol del año pasado, y resplandece donde toca. Así, los niños se van empapando de la magia que desprende toda esta historia, y que, para bien o para mal, está a la vuelta de la esquina.
A la gente no le gusta la navidad. Si haces una encuesta el resultado sería inminente, que la navidad es un coñazo. Yo debo ser un espécimen verde de tres ojos. Rara, rara. Pero déjame revivir aquella época de esplendor, leñe, yo sí quiero. Negar la navidad es como echarle jugo de limón a un vaso de leche. Baj!
Yo no sabía que el tiempo pasaba tan deprisa cuando tenía cinco años. Nadie me lo advirtió. He vivido un montón de fases, que no todas, en un parpadeo, y ahora caca, 36 años y sin billete de vuelta. Por eso, me filtro en la infancia de mis hijos, como una intrusa que sólo quiere un trocito de pastel.
Los gnomos se besan bajo el muérdago porque trae buena suerte. Por eso las personas que creen en los gnomos siguen esa tradición en Navidad.
Ahora sólo falta un poquito de frío, y algún que otro copo. No muchos, sólo los suficientes para poder hacer una guerra de bolas de nieve.
Muy hermoso este relato navideño navideño. Saludos.
ResponderEliminarJorge Ofitas. Poeta y novelista.
ciertamente, no conocía este jajaj pero aquí estoy ya, te sigo y esta noche me lo leeré todo ! mua
ResponderEliminarMujer si te lo lees todo de una sentada te vas a empachar! besitos
ResponderEliminar